El Liberty 6:::1

La avenida manzanares esta repleta de coches, son las 15 horas, Ignacio Barnatan
esta con una ligera migraña que esta quemándole la mitad de su rostro, el
cosquilleo y un adormecimiento son propios de una vida noctambula e inestable,
esto siempre le pasa la factura, son padecimientos y achaques que todo hombre
maduro tiene como resultado diario de una vida que deambula entre tanto caos,
este detective de 59 años que ya cerca del retiro, un hombre de bajo perfil, un
servidor publico con sueldo bajo y aspirante a una modesta pensión, los hobbies
propios de su edad le permiten un rato de esparcimiento de vez en cuando, la
pesca y el veleo son una distracción necesaria que complementa con esa fantasía de
comprarse un chalet como los de su edad, un sueño que seria perfecto si pudiese
construirlo leño por leño, ladrillo tras ladrillo para el deleite quizás de algunos
nietos. Por su cabeza Barnatan debería tener alivio, saberse con una esposa que le
dará un masaje en una ducha decorada con candelas y olor a vainilla, cubierta con
pétalos de rosas, quisiera Barnatan tener una mujer de 49 con estupendas medidas,
todo un follón dispuesta exclusivamente a escucharle, para que un mal día pase
sin contratiempos mientras le restriegan la espalda, evaporando todas su penas
con delicados besos que sensibilizan el alma misma, el cuadro no puede tan ideal,
perfecto, una lubina le estaría esperando en el horno, la botella de escocés abierta,
un par de vasos y hielo... ¡hum!... una tarde así no puede estropearse por un
muerto en una carretera en los suburbios de Madrid, tampoco por un apartamento
bañado en sangre y algunos fajos de billetes con numeración continua, todos
sucesos sin aparente destino en común, en este momento su pensamiento gravita
en el trafico de coches, miles de energúmenos al volante, cafres de concreto,
neuróticos tocando las bocinas de sus coches, ¡aja! es ahí donde la lógica debería de
imperarse, no le costaría nada hacer un pequeño sacrificio para calmarse un poco
esperando a que todo este bullicio pase frente a su vista como si fuese un espejismo
y refugiarse en lo que le espera en casa, ¡pero!... ese pero es un break mental que
rebobina su mente, el estado de animo que rebota y brota de su cabeza no es el
mejor en este momento, Ignacio Barnatan no tiene todo lo que un buen hombre
como él merece después de un día difícil, Nacho no tiene una mujer hermosa,
cachonda de bellas curvas esperando por él en ese apartamento, la lubina, el babydoll,
el escocés en las rocas y los masajes tibetanos son un viaje de opio en medio
de tantas maquinas estruendosas, a Nacho no le espera nadie, vamos ni un perro
flaco y pulgiento, en la nevera no le espera una lubina, ni un escocés en las rocas,
los vecinos ni siquiera le conocen, ni una paja en la ducha puede hacerse cada
mañana, el pobre Ignacio Barnatan es un esqueleto con alma viviente, un harapo
que siempre eyacula intrigas e ideas policiacas, hombre trabajador si seguro, pero
con el alma vacía, ese que paga impuestos, que ayuda a tirar la basura del portero
del edificio, es todo un muerto en vida con una profesión que no va con su
nombre. Nacho siempre ha dicho que su nombre le va bien a un profesor de
historia, a esos a los que los alumnos mas destacados le dedicaran alguna estrofa
de agradecimiento en alguna tesis de grado, siempre recuerda que su madre le
puso ese nombre para que fuese un buen hombre de provincia, que nunca vería lo
corrupto y vil del mundo y que vería los años pasar hasta que sus canas fueran
surcos de sabiduría rodeado de retoños y buenos recuerdos, quizás este nombre
Ignacio Barnatan debió de llevarlo algún contador de ayuntamiento o un buen
tendero de barrio viejo con muchos hijos y aficionado al Atletic de Bilbao,
regordete, bonachón al que todos llamarían Don Nacho o tal vez un buen cartero,
de aquellos que solo llevaban buenas noticias con muy buenos recuerdos y al que
todo barrio habría de extrañar al jubilarse mentando al Nachito, el buen Nachito...
Pero eso no sucedió tampoco, nada de lo que en la vieja memoria recobra vida se
transformo en un futuro prometedor, llano de vida, solitario del alma, eso no
ocurriría ni ocurrirá en ninguna de tantas vidas que pudiese haber tenido...
Por eso Ignacio Barnatan piensa que nadie tiene el nombre que quiere, estos
tampoco reflejan el verdadero significado en sí mismos, todos los nombres según él
los tenemos por distintas razones menos por la que deberíamos de tenerlos, todos
tenemos una vida llena de cosas que no queremos, circunstancias que no pedimos
y que no permiten que tengamos una vida digna que se ajuste a nuestros
verdaderos principios, a nuestros inmejorables ideales, quizás solo vivimos a secas
se repite el.- una y otra vez, vivimos, como perros, sin destino, sin alma, tan solo
autómatas... en esos instantes ring ,ring... suena el móvil de Barnatan
interrumpiendo ese ejercicio de desintoxicación que tanto le sienta bien –Hola,
responde –Al otro lado de la línea se encuentra Martínez fiel asesor de Barnatan,
detective hemos descubierto la identidad del occiso de la ruta 42 se trata de Alain
Arsipriestte eso indica el documento que transportaba como pasaporte, Barnatan
replica ¿Cómo que un documento que es el pasaporte, joder? –¿No-tenia algún otro
documento, es decir, cédula, licencia de conducir, carné de seguro social con él?,
no... al parecer solo ese documento llevaba consigo, pero eso no es todo...
descubrimos que ese nombre no existe en el registro de identidad nacional por eso
investigamos a fondo y hemos descubierto que el occiso viajaba desde Istambul en
el vuelo 269 de Class Airways con destino a Barajas, tenia como regreso hacia esa
ciudad esta misma noche... Meditabundo y en medio de un caos vial Barnatan
pensaba si había alguna conexión entre ese suceso y la investigación por
distribución de narcóticos de baja escala que el estaba llevando acabo el fin de
semana pasado en el 2674 de la calle Londina, ¿Tienen los resultados del forense
pregunto a Martínez? –No aun no replico el teniente, pero eso se sabrá esta misma
noche, yo le tendré informado asentó él a Barnatan, Bien respondió este con cierta
sospecha de que este asunto era un laberinto de difícil salida.
La meditación le estaba ayudando a Ignacio Barnatan a reflexionar sobre un todo
existencial que desde hacia años le estaba calando hondo dentro de sí, la
meditación era una cura interna para su agitada vida, uno de esos ejercicios que
más le ayudaba era reflexionar, la reflexión que había entre las cosas y su convexa
relación con otros sucesos sin sentido, él había comprendido que muchas de las
cosas que le envolvían como ser humano estaban conectadas entre sí con otras que
le rodeaban, era algo difícil de comprender, pero en la practica había podido traer
a su memoria sucesos de la vida que le traían sonrisas, este ejercicio le había
llevado a un proceso lento de desintoxicación entre tanta podredumbre, este sello
de corrupción humana es una fuente de debate que siempre le remueve, es un sello
que tiene el hombre como especie desde su nacimiento y que lleva como una marca
demoniaca de autodestrucción, El de convicción cristiana había pasado de ser un
fiel creyente a un hombre nominal con una existencia de Dios casi institucional, ese
rubro de cosas metafísicas le ponen en una situación incomoda, que le permite
vaciar a medias todas sus necesidades, pero que le lleva a toda una ecuación
espiritual que el mismo rechaza, la edad madura conlleva siempre al mismo
punto, el ser y no ser, esa dicotomía que estaba destinada a cada cual como un sello
de nacimiento y que poco a poco se transforma en una cadena de usos y
costumbres que por incomprensible que parezca esta conectada de eslabón en
eslabón, como si se tratase de una cadena pesada que tiran cada cual en una sola
fuerza y que nos lleva a alguna parte, esta reflexión implica saberse -decía, en un
punto tan intrincico, que le costaba entenderse así mismo y todo lo que le rodeaba,
el nunca en la vida pudo tener el tiempo para hacer semejante reflexión, mas aun si
todo ello implica cuestionar el punto intermedio en el cual Ignacio Barnatan se
encontraba en el aquí y en el ahora, esos momentos le alejan de un todo, pero le
pone en un cosmos... Lentamente se va despejando él transito de coches, en medio
del silencio sepulcral de sus pensamientos ahora se encuentra sin rumbo, no sabe
que hacer, si esperar al resultado del forense, si regresar a casa y tirarse a mirar
hacia al techo en un abismo mental siniestro y difuso, o si divagar por las calles en
su auto, administrando los rostros de las personas que le hacen perderse en la
imaginación, la rabia se contradice con el placer, esto le satisface mucho, de pronto
llega a un semáforo, decide virar hacia la izquierda y retornar hacia el centro de la
ciudad, esperando en ese vagar citadino la respuesta a este dilema que se le ha
presentado en tan pocas horas, decide aparcarse en un estacionamiento cerca de
los ventanales de la zona mas fashion de la ciudad, aquella que es frecuentada por
los oficinistas y banqueros, ahí entre cafetines y pubs urbanos con olores y rostros
tan distintos quiere cerrar con este ejercicio de desintoxicación, desea encontrar un
lugar que es rico en aromas e historias algún oasis pequeño donde esperar mas
acontecimientos en medio de tantos rostros, el no es muy amante de los lugares
modernos como los poderosos malls, aquellos lugares concentrados de gente con
espacios cerrados donde no hay tranquilidad, mas bien él gusta de lugares más
tradicionales, donde hay siempre los mismos comensales y las mismas tasas viejas
donde tomar un buen sorbo de café, donde es rico escuchar historias, donde las
discusiones de política, autónomas y fútbol son los pandemonio de tantos
concurrentes... Al 5876, la misma avenida que transitaba, solo que varias calles
atrás, se detiene en una esquina muy bella, céntrica que siente adornada con algo
de vida por los arboles, edificios que le hacen recordar al viejo Madrid, como un
pequeño edén dentro de la gran ciudad, mira a todas direcciones como buscando
algo, aun no determina hacia donde dirigirse, de pronto, un ligero olor a café
recién escurrido de las maquinas expendedoras le cala los huesos... hum olor a café
chino decía, ese olor viene como flash-back a su memoria reciente, llevarlo a los
cafés de chinos era una costumbre de la infancia que su madre se encargaba de
enriquecer constantemente en su infancia, lugares con olores mágicos y deliciosos
manjares acompañados de jarras de café con leche, cortaditos como le llamaba ella,
así pues en instantes la vista se conecto con el gusto y la memoria, creando una
perfecta sinfonía de sentidos que la buena meditación y la guía hacia sus adentros
estaban jugando con la tarde del detective Ignacio Barnatan para entonces dirige la
mirada hacia ”El Liberty “ un viejo café al que era imposible resistirse, de inmediato
ingreso, no había mucha gente, lentamente con la mirada un lugar en donde
sentarse y seguir reflexionando, poco a poco miro las mesas que están al lado de
los preciosos ventanales llenos de cuadros y fotografías viejas, mesas de madera
finas y bien cuidadas, su mirada se clavo en un rincón, el rincón mas apartado de
todos, una mesa esquinera que se esconde de todo bullicio; - Perfecto se dijo, una
ligera sonrisa, se apodera de el, esa mesa estaba debajo de unas viejas fotografías
que retrata una época de madrilismo, banderines de campeonatos del Real Madrid,
también algunas fotos de viejos jugadores tomando café en este establecimiento
por ejemplo había algunas de Alfredo Distefano, otras de Paco Gento, una
servilleta firmada por Terenci Moix que le hizo sonreír, es uno de sus escritores
preferidos, el placer le hizo salir de la meditación simbiótica que tenia y
adentrándose en el placer de los sentidos sonrío ligeramente, la tarde lo había
sumergido el sé sabia en el lugar correcto en el momento preciso, comprendió que
meditación como reflexión algo de bien le hacia, así que al llegar un dependiente a
pedir su orden ya estaba restablecido y estaba otra ves en sus cabales, Manolo se
leía en un gáfete que este llevaba en su pecho... –En que puedo servirle se dejo
decir el dependiente con voz cordial y una sonrisa relajada y natural, -Hola
responde Barnatan, por favor sírvame un cortadito con unos churros, un cenicero y
una vaso con agua y hielo, enseguida responde Manolo, con gran agrado mientras
el mesero se retira, el detective deja a un lado su agitada embestidura y se
transforma en un simple comensal, que admira el espacio, la historia, sonríe por
escuchar a dos señores mayores discutir sobre el estado obeso de Ronaldo de
Souza, mejor conocido como R9, y las que tuvo en sus piernas en el partido de ayer
frente al Levante que le hizo alejarse a 13 puntos del equipo cule, de fondo música
de las viejas bandas de los 50’s, este espacio-tiempo hizo que su mirada se reflejara
entre las ventanas al encenderse las lamparas cayendo la noche, la boca se le hace
agua y la sonrisa natural de Nacho se asoma, un alivio ligero le conforta en medio
de tanta podredumbre.1
1 Derechos Reservados. Bajo numero de registro en folio y amparados por la ley federal de
Derechos de Autor. Milos Mashed. 2005

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